El motivo de por qué hago joyas nace de una zona de afiladores, de un trabajo arraigado a la nostalgia y un sonido ligado a la sociedad gallega más tradicional, temerosa de la Santa Compaña, Nogueira de Ramuín, Ourense.

En época de posguerra, los clientes sabían que además de afilar tijeras, cuchillos, varillas, clavos, o reparar objetos metálicos, los afiladores tenían la costumbre de llevar una o dos cadenas de oro en el bolsillo del pantalón, costumbre que convirtió a algunos en joyeros.

Mi abuelo que combatió en la guerra civil siendo un crío, (de aquella ya eran hombres en toda regla), se vio obligado a cambiar de hogar, y abrió una pequeña tienda con artículos de joyería en el recibidor de la casa donde vivía, que mediría 3 metros por 3 metros, o ni eso

Cuando se celebraban los días de feria alejados de ventas online, Sara, una niña de 5 años, que hoy es mi madre, era la encargada de vigilar la entrada llena de gente. Un negocio familiar que decidió ampliar a otro que llevaría su mismo nombre…

…y ahora aquí estoy yo. Una persona apasionada del arte y del renacimiento, de los siglos oscuros y la historia contemporánea europea, trasmitiendo mi parecer a través del metal.